
Ayer fue noticia el futbolista del Real Madrid, Toni Kroos, por ser diagnosticado con una fractura de la base del 5º metatarsiano del pie derecho. Los estudios muestran que dentro de este deporte la incidencia lesional en el pie es entre el 5% y el 13% y dentro de esas lesiones las fracturas de estrés presentan un pequeño porcentaje de las mismas. Conviene prestar atención a este hecho, ya que la severidad y la complejidad que presentan requieren un mayor objeto de estudio para su comprensión, tratamiento y sobre todo para su mejor prevención.
Las fracturas
del metatarso son las más comunes en cuanto a las fracturas del pie y las
de estrés del quinto son las más encontradas dentro de la bibliografía existente
sobre todo en poblaciones de atletas aunque no representa más de un 1% en la
población atlética general.
El mecanismo
de producción de las fracturas de estrés es el resultado del desequilibrio
entre la destrucción y formación de tejido óseo, que se produce como resultado
de cargas repetidas en la estructura. Este proceso puede llevar a que la actividad
generadora vaya por detrás de la destructora generando así problemas que pueden
dar lugar a las fracturas de estrés o sobrecarga. La actividad muscular también
puede contribuir a que se incrementen las fuerzas en las estructuras óseas generando
o aliviando presiones en el hueso. Las zonas
donde se originan las fracturas de
estrés varían en función de factores como
densidad ósea, geometría y dirección de la carga, vascularización existente,
inserciones musculares próximas, etc .
Desde el punto de vista anatómico podemos diferenciar cinco áreas en el 5º metatarsiano: cabeza, cuello, diáfisis, base y
tuberosidad (esta última también conocida como apófisis estiloides del
metatarsiano). La tuberosidad protruye lateral y plantarmente respecto al
cuboides y a la diáfisis de este hueso. A nivel de la tuberosidad nos
encontramos las inserciones del tendón del músculo peroneo lateral corto que se
inserta en una amplia área dorso-lateral de la tuberosidad, algunos fascículos
musculares del abductor del 5º dedo y una banda lateral de la aponeurosis
plantar.
La
vascularización del 5º metatarsiano es diferente según las zonas del mismo,
la tuberosidad presenta una importante vascularización, por el contrario la
diáfisis se nutre a través de los vasos periósticos y de la arteria nutricia.
Dameron divide la parte proximal del quinto metatarsiano en tres zonas:
·
Zona I; es el área en la que
ocurren las fracturas por avulsión y es donde se inserta el tendón del peroneo
lateral corto.
·
Zona II; fractura que ocurre
en la unión diafisaria metafisiaria y la que más se asemeja a la fractura
descrita por Sir Robert Jones y que es siempre una fractura aguda.
·
Zona III; es una fractura que ocurre en los
primeros 1.5 cms de la diáfisis proximal del metatarsiano y es ejemplo la
fractura por stress.
Aunque son fracturas muy difíciles de observar radiográficamente hasta que los síntomas
no llevan presentes entre 2 y 6 semanas, pasado ese tiempo se hacen más
obvias. No obstante se puede utilizar
también la resonancia magnética u otras pruebas para asegurar el diagnóstico.
El tratamiento
recomendado de estas fracturas es por lo general quirúrgico. Únicamente en las
fracturas de Torg tipo I se puede plantear un tratamiento conservador con descarga
prolongada (aproximadamente 8 semanas). Recientemente se ha planteado la posibilidad
de tratar estas fracturas mediante el empleo de estimulación eléctrica, aunque
no existe publicación en literatura ortopédica hasta la fecha.
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