Fractura por estrés
Una fractura por sobrecarga es una fisura en un hueso, y puede ser una lesión común en deportes de alto impacto como pueden ser las carreras de larga distancia, baloncesto etc.
Las fracturas por estrés pueden ser muy dolorosas, pero por lo general se pueden curar fácilmente descansando durante unos meses.
Muchos deportes diferentes aumentan el riesgo de fracturas por estrés. Las actividades que requieren correr y saltar pueden provocar fracturas en las piernas o en los pies. Más de la mitad de todas las fracturas de los adultos y adolescentes ocurren en los huesos inferiores de la pierna. En los adultos el 25% de las fracturas se encuentran en los huesos metatarsianos de los pies.
Las fracturas por estrés son mucho más propensas a desarrollarse por ejemplo, en personas que han aumentado bruscamente la intensidad de su entrenamiento. Cuando los músculos no están condicionados, se cansan con facilidad y no puede apoyar y amortiguar los huesos. El aumento de la presión se ejerce directamente sobre los huesos, que pueden conducir a una fractura.
Estas fracturas parecen ser más comunes en las mujeres, especialmente en las mujeres que no tienen ciclos menstruales regulares. Una reducción en el estrógeno puede causar osteoporosis o debilitamiento de los huesos. Los adolescentes también pueden estar en mayor riesgo, ya que sus huesos no están completamente endurecidos.
Cualquier anomalía anatómica como pueden ser los arcos caídos pueden distribuir el estrés de manera desigual a través de los pies y las piernas, lo que incrementa el riesgo de fracturas por estrés. Otro efecto parecido lo pueden tener unas zapatillas de deporte gastadas o de mala calidad.
Por desgracia, las fracturas por estrés tienden a repetirse. Alrededor del 60% de las personas que tienen una fractura por estrés anteriormente han tenido otra.
Los síntomas de una fractura por estrés suelen causar dolor agudo alrededor del punto de fractura. Este dolor empeora durante el ejercicio, cuando se camina o se está de pie. Otro síntoma es la inflamación de la zona.
Para diagnosticar una fractura por estrés, el médico deberá realizar un examen físico completo. A menudo los rayos X son incapaces de detectar estas fracturas. El médico puede realizar una resonancia magnética, gammagrafía ósea u otra técnica de imagen.
El tratamiento inicial de una fractura por estrés es elevar la extremidad y descansar mientras se recupere el hueso. Es indicado aplicar hielo en la zona afectada durante 24 a 48 horas y reducir la actividad. Para el dolor, se pueden recomendar los analgésicos.
Durante las seis u ocho semanas, o hasta que ya no presente dolor, se debe evitar la actividad que causó la fractura por estrés. Si se realizan ejercicios demasiado pronto, se podría retrasar el proceso de curación.
Por último, mencionar que a la hora de incorporarse a la actividad física, conviene realizarlo lentamente, ya que sino se podría recaer en la lesión.
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